NATALIA LAFOURCADE

EXPERIENCIAS

NATALIA LAFOURCADE - Un canto por México

2019 ha sido un año especial para Natalia Lafourcade. En julio del 2018, luego de terminar una gira que duró más de tres años, decidió retirarse del escenario para respirar en lo que llamó públicamente “mi año sabático”. Más que un año sabático, los siguientes meses fueron espacios para dedicarse a cumplir viajas deudas, personales y profesionales. Una de las más significativas, donde por cierto converge la parte personal y la profesional, fue la promesa de apoyar a sus amigos Los Cojolites en la reconstrucción de su hogar: El centro de documentación del son jarocho. Ya habían sucedido acciones contundentes en este proceso, como el concierto donado al 100% en Anaheim en 2017 y las aportaciones de Amplifica y del fideicomiso Fuerza México; también la alianza con Pienza Sostenible y el despacho de arquitectos ADG. Sin más, 2019 tomó tintes de trabajo altruista de gran esfuerzo. El proyecto es ambicioso: más de 11,000,000 de pesos se necesitan para levantar paredes y techos. En esta búsqueda de recursos, luego de tocar puertas y entender que los procesos se cocinan a fuego lento, Natalia Lafourcade decidió enfocarse en cantar (lo que, dicho por ella, es lo que mejor sabe hacer) y generar un esfuerzo mayor, contundente, para recabar una fuerte cantidad y posicionar el proyecto en la mente de sus seguidores. Con una preocupación genuina por su gente, hace algunos años Natalia inició “Un canto por México”, una serie de conciertos que la artista ha donado a diferentes causas. En 2017 emprendió una causa propia: la reconstrucción de centro de Documentación del Son Jarocho, organización veracruzana cuya cede fue afectada por los sismos de 2017. En esta ocasión, “Un canto por México” será en favor del Centro de Documentación del Son Jarocho, para continuar las labores de su reconstrucción y preservar la cultura del sur de Veracruz. Natalia apostó nuevamente a la música Latinoamericana en un concierto único en el que los grandes éxitos de sus 8 discos, compartidos en sus XVI años de carrera, brillaron dentro de una instrumentación muy mexicana, con un sonido contemporáneo, vital y feliz, dirigido por el Maestro Kiko Campos. Nos presentó una mezcla de sonidos y ritmos en los que fusionó conceptos, estilos y tendencias musicales con acompañamiento de mariachi, orquesta y coros, que van desde el Bolero al Son Jarocho y desde la canción ranchera a la cumbia y el Son Jalisciense. Combinaciones musicales que demuestran tanto el crecimiento de su espectro musical como su capacidad de crear nuevas e inolvidables canciones que se convierten en himnos. Natalia y varios artistas amigos se reunieron para rendir homenaje a la música, el idioma que une a la humanidad. Consolidados artistas invitados la acompañaron en duetos insólitos, únicos, donde Natalia arriesgó su universo musical creando una síntesis propia de su arte, siempre comprometido y real. El Auditorio Nacional se unió por completo a la causa y fue el recinto que los acogió en una fiesta en la que todos y todas fueron bienvenidos. Entre los invitados estuvieron presentes: Los Cojolites, Mon Laferte, Carlos Rivera, Panteón Rococó, Aída Cuevas, Jorge Drexler y Ángela Aguilar entre otros grandes. La ganancia del concierto se donó completamente a la reconstrucción del CDSJ, de hecho, el dinero fue directamente a Pienza sostenible, organización civil y donataria ejecutante de las labores de reconstrucción.